Lucero ha dejado de salir a sus cacerías nocturnas. En las noches duerme a los pies de mi cama o da vueltas por la habitación como si estuviera pensando qué hacer. Me da lástima verle los ojos apagados. Parece que quisiera decirme algo. Maúlla poco y como yo no puedo hablar, hacemos una pareja silenciosa de amigos que se tocan para poder conversar.
Dicen que los gatos oyen y ven cosas del más allá. Quiero preguntarle si puede verlos a ellos, a mamá y papá. Se lo pregunto soplando las sílabas en sus orejas. Parece entenderme.
En la oscuridad sus ojos han recuperado el brillo. Da vueltas y vueltas alrededor mío y de pronto se abalanza a mi cuello como queriendo trepar a algún lugar. La dejo que siga su instinto. Vuelve al piso, salta nuevamente a mi cuello y en este ejercicio se pasa un tiempo largo, hasta que el sueño me vence y caigo en la cama, con el peso de su cuerpo recorriéndome como si yo fuera una llanura y ella un caballo desbocado.
En los sueños hablo otra vez. Mamá se aparece con su vestido violeta y me arregla la camisa.
– Cuide la ropa. A su papá le cuesta muchos días de martilleo y a mí muchos dolores de espalda.
-Pero mamá, si esta ropa me la ha ajustado Alicia. Era una camisa de Humberto.
– No me contradiga. Si se porta bien vamos a tener días felices para toda la vida.
– Yo no quiero contradecirla, pero es que ya no tengo ganas de ir a la escuela y usted tiene las manos muy frías…
En los sueños veo a mamá por poco tiempo, como a la virgen en el cielo. No quiero que se vaya, aprieto los ojos para que aparezca nuevamente, siento sus manos en mi cuello, abro los ojos y es Lucero que no me deja dormir en paz. La retiro con fuerza para que se vaya pero vuelve a arañarme. Entonces la saco del cuarto y siento sus rasguños en la puerta. No me importa. Voy a dejarla pasar frío. Al fin y al cabo es un gato y de noche los gatos viven su día.
No soporto la imagen de la Luz del Limonar dándome vueltas en la cabeza. El hijo ya es un viejo y ella lo sigue cargando a sus espaldas. A él no se le ve la cara porque le cuelga sobre el hombro de la mujer. Quiero saber por qué el niño lloraba tanto.
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