Minicuentos autores universales 48

Minicuentos para arrullar gigantes 

Episodio 48

 Selección y voz: Luz Helena Cordero Villamizar

  Edición: Efrén Piña Rivera

   Imagen: Fotografía de Helen Keller, activista en favor de las personas con discapacidad, por el sufragio femenino, los derechos laborales y la paz mundial, desde su condición de escritora ciega y sorda. Aparece con su maestra, compañera y amiga Anne Sullivan Macy en una tienda de muñecas, en 1933. Disponible en el archivo de fotos y cartas de Helen Keller Consultado en el sitio “Dolls in Old and Antique Photos”.

Tema musical: “Han Mass Og Han Las”. Tema nórdico medieval. Interpretado por la cantante de folclore noruego Sinnika Langeland (Grappa, 1997). Del álbum “Strengen Var Af Røde Guld”. Baladas medievales de Solør, canciones recopiladas por Ludvig Mathias Lindeman en 1864.

GUSTAVO MASSO (México, 1952)
Narrador y guionista cinematográfico. Su narrativa pretende reflejar temáticas sociales como las condiciones de vida de las clases populares. Una de sus novelas, “El albañilito”, transcurre en un barrio popular de la Ciudad de México y recrea un mundo donde campean la crueldad, el humor, la violencia y la injusticia. El escritor anda olfateando para contar verdades ocultas.

Estar cabeza abajo para no sucumbir. A propósito de “La vegetariana” de Han Kang

Por Luz Helena Cordero Villamizar

Solo confío en mis pechos. Me gustan mis pechos, pues con ellos no puedo matar a nadie. ¿Acaso las manos, los pies y los dientes, e incluso la lengua y la mirada, no son armas con las que se puede matar y herir a cualquiera? Pero los pechos no.

Sus encías se llenan de sangre cuando los dientes desgarran la carne cruda. Se mira las manos rojas y siente miedo. Tiene la sensación de que alguien ha matado a una persona o quizá ella es la asesinada. Las imágenes y sensaciones la estremecen y después de estos sueños ya no podrá volver a ser la misma mujer. Yeonghye representa la rebelión frente a un mundo en el que le ha correspondido ser hija, esposa, objeto sexual, civilizada, pieza del engranaje, materia animal. Su resistencia, su trasmutación, provocarán un remezón en su entorno familiar que modificará el mundo de todos.

Ante el fracaso de las normas, las sentencias y los ruegos, piensan que se ha vuelto loca. Para eso están las camisas de fuerza físicas y químicas. Artefactos que suplen el chasco de los médicos. Ella no claudica, se desnuda, quiere preservar su libertad de dientes para adentro. Sueña, desea, clava su cabeza en el suelo, abre las piernas para que brote la flor del pubis y sus manos raíces quieren hundirse en la tierra para volver a nacer, para germinar.

A Han Kang la han comparado con Kafka por la transformación de su personaje que también nos recuerda a Bartleby, el escribiente de Melville, por su resistencia pasiva a obedecer órdenes, por esa fuerza inmóvil que rompe formatos y golpea los cimientos de una sociedad que se alimenta del rendimiento, de la productividad y el consumo. Pero esta autora trasciende el fenómeno de su protagonista, se inmiscuye en la mentalidad de quienes la rodean, en la emoción y el estremecimiento de los implicados, tensa las fibras de lo social.

Desde mediados del siglo XX Corea del Sur empezó a experimentar una brusca transformación y se convirtió en uno de los países de mayor consumo de alcohol y con más altas tasas de suicidio, especialmente en los jóvenes, producto de esa mezcla entre el confucionismo y un capitalismo brutal, cuyas consignas son la competencia, la productividad ciega, a costa de las necesidades y deseos personales. Y sobre el ser femenino a menudo cae de manera aplastante el peso del patriarcado, su papel de columna, sostén, raíz. Quizá si sabemos esto comprenderemos mejor el alma de La vegetariana.

Yeonghye es dueña de esa boca que aprieta, dueña de su garganta por donde sale ese silencio que ofende y su sangre a bocanadas. Entre tanto, siente el llamado del bosque y en su cuerpo crecen flores que incitan al amor vegetal. Todos los árboles del mundo son sus hermanos.

La narración fluye con sencillez, perplejidad, uñas, nervio y una amarga jocosidad, a través de las tres voces que hilan la historia y que privilegian una faceta, una fase de la vida de esa mujer inabarcable. Su cuerpo es el lugar de la rebelión, del arte, del enigma. En su introversión vital ella comprende que todos los árboles están cabeza abajo y así quiere estar. Estar cabeza abajo es invertir el mundo, es cambiar la perspectiva, saber que se puede ser de otro modo para no sucumbir.

En nuestro mundo de cemento aprendimos que la condición vegetal es la mínima expresión de la vida. Es perder las facultades mentales, los sentidos, la voluntad, la autonomía. Sin embargo, el mundo vegetal es más sensible que el animal porque, además de nuestros cinco sentidos, las plantas tienen por lo menos quince. «Las plantas podrían vivir sin nosotros. Nosotros, en cambio, sin ellas nos extinguiríamos en poco tiempo».

No entendemos que las plantas son seres modulares en los que cada parte es importante y ninguna es indispensable. Nos lo dice Stefano Mancuso: «En las plantas, las funciones no van ligadas a los órganos. Esto significa que los vegetales respiran sin tener pulmones, se alimentan sin tener boca ni estómago, se mantienen erguidas sin tener esqueleto y […] son capaces de tomar decisiones sin tener cerebro». Existe en la raíz algo similar al cerebro animal, miles de ápices radicales con los que las plantas «sienten y calculan la gravedad, los campos electromagnéticos, la humedad, son capaces de analizar numerosos gradientes químicos…», se comunican y tejen una vida social.

Es justamente por esa aparente inmovilidad que las plantas han desarrollado una «resistencia pasiva a los ataques externos». Yeonghye ha roto de manera tajante con su mundo para cambiar de esencia, para fluir hacia adentro su savia, sus palabras líquidas. Por eso su fuerza es incontenible y su firmeza irreductible como el tronco de un árbol, a pesar de que ahora es leve como un bebé. Sus entrañas se atrofian, crecen hojas en su cuerpo y de sus manos brotan raíces. No solo ha dejado de comer carne, es que ya no necesita otro alimento. Le bastan el sol y el agua.

Se siente la impotencia de los otros, el fracaso del poder con todas sus máscaras, el grito mudo de esta mujer insurrecta que ha empezado a modelarse desde adentro, con la sustancia de los sueños.

—¿Qué estás diciendo? ¿Crees que te has convertido en un árbol? Si eres un vegetal, ¿cómo es que puedes hablar? ¿Cómo es que puedes pensar?
Los ojos de Yeonghye brillaron. Una sonrisa enigmática hizo resplandecer su rostro.
—Tienes razón… Muy pronto dejaré de hablar y de pensar. Falta muy poco —dijo Yeonghye, esbozando una sonrisa y respirando fuerte—. De verdad que será muy pronto. Espera y verás.

Bogotá, octubre 2024

 

Calle de Seúl. Foto de Stéphan Valentín (disponible en la red)

Minicuentos autores universales 47

Minicuentos para arrullar gigantes 

Episodio 47

 Selección y voz: Luz Helena Cordero Villamizar

  Edición: Efrén Piña Rivera

   Imagen: Fotografía de George Novak. Nat Geo. Sin datos. Imagen disponible en internet.

Tema musical: “Music for rain god”. Del álbum “Singing earth” (2005). Compuesta e interpretada por Xavier Quijas Yxayotl (México). Compositor, maestro e historiador de las culturas mesoamericanas. Flautista y constructor e intérprete de de instrumentos tradicionales mayas y aztecas (flautas, silbatos de la muerte y ocarinas). Editado con efectos/sonidos de entorno natural.

AUGUSTO MONTERROSO (Tegucigalpa, 1921- México, 2003)
Es el gran referente literario cuando pensamos en micro narraciones. Ha sido considerado el maestro de la minificción, pues logró abordar temas complejos con el menor número de palabras. ¿Quién no conoce su más famoso minicuento? “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Sus narraciones contienen una prosa depurada, sencilla aunque cargada de símbolos, de sabiduría, de reflexiones. Su ingrediente fundamental, además de la inteligencia, son la parodia y el humor negro. Su obra también incluye novela, ensayos y poesía.

Minicuentos autores universales 46

Minicuentos para arrullar gigantes 

Episodio 46

 Selección y voz: Luz Helena Cordero Villamizar

  Edición: Efrén Piña Rivera

   Imagen: Edgar Degas. De la serie: “Mujer desnuda peinándose” (c.1890-1895) // Paul Cézanne (c. 1877) “El Eterno Femenino”. Óleo sobre lienzo.

Tema musical: “Au café du canal” del músico francés Pierre Perret, interpretado por sus amigos, el colectivo La Tribu de Pierre Perret y orquestado por Les Ogres de Barback (2017), como homenaje a la trayectoria del autor. 

ISABEL WAGEMANN (Chile, 1972)
Además de escritora es fotógrafa profesional. En Madrid es retratista de artistas diversos y especialmente de mujeres migrantes latinoamericanas. Con su exposición “Conquistadoras” ha resignificado la palabra y la idea de la «conquista» para destacar el trabajo artístico de mujeres migrantes que han conquistado España con su trabajo creativo. Ha publicado microrrelatos en libros colectivos.

Minicuentos autores universales 45

Minicuentos para arrullar gigantes 

Episodio 45

 Selección y voz: Luz Helena Cordero Villamizar

  Edición: Efrén Piña Rivera

   Imagen: “Sombras de Hiroshima” (el recordatorio perpetuo de una bomba). Del Universal History Archive. Imagen disponible en internet. 

Tema musical: “Wherever you are” del grupo de rock japonés One OK Rock, escrita por Taka, en el álbum “Niche Syndrome” (2010).

RODOLFO LOBO MOLAS (Catamarca, Argentina, 1954)
Además de narrador y poeta es aviador, locutor, periodista, editor y corrector de textos. Uno de sus trabajos más conocidos es un diccionario sobre términos e idiosincrasia de su patria chica, Catamarca. También son populares sus textos de microficción y de cuentos breves. Todavía vuela alto.