Detalle de Tablas huicholas / La visión cósmica de Tatutsi Xuweri Timaiweme, interpretada por Juan Negrín Fetter
Hay una manera de atrapar las estrellas para hablar con ellas en las noches. Dicen que son viajeras, que brillan desde hace muchos años, que están muertas, que no existen. Yo puedo tenerlas en mis manos y hablarles, mientras brillan de una manera feroz sobre mis dedos. El secreto está en la paciencia y las ganas que tengo de verlas. Dicen que los astrónomos tienen sus telescopios gigantes, con los cuales pueden hacer que los puntos luminosos sean tan cercanos como un bombillo de la avenida. Yo no puedo tener un telescopio, pero tengo un lago hecho para pescar estrellas.
Cuando el agua se pone quieta -ha de ser agua dulce, pero dulce con azúcar- me siento en la orilla y canto mentalmente una canción cualquiera. Mejor si se trata de un canción triste, donde haya lágrimas y todo. Cierro los ojos, arrullo el agua y espero. Allí, en el fondo de la pila, en el centro, comienzan a titilar las estrellas. Vienen en fila y luego se desordenan como niñas tontas. Después de que dejan de temblar, meto la mano en el agua y las voy pescando poco a poco. Son mansas y no oponen resistencia. Las toco suavemente, con cuidado para que sus puntas no vayan a lastimarme la piel. Las siento heladas y lentamente, al contacto con mis manos, se ponen tibias y consentidas.
– Estrella, ¿cómo es eso de brillar y brillar y nada más?
– Es como vivir y vivir y nada más.
– ¡Ah!, eso no tiene mucha gracia.
– No y si. Depende del fin que persigas. Si brillas por brillar, pronto se te agota la luz. Si brillas por traspasar el infinito, tendrás luz para mucho tiempo.
– Eso no suena fácil. Además, las personas no tenemos brillo y podemos perdernos fácilmente en el infinito.
– Brilles o no brilles te perderás de todos modos en el infinito.
Y así paso muchas noches, jugando a que hablo con las estrellas. Los temas son variados. Depende del ánimo que tenga. Los temas del infinito se me ocurren cuando me siento solo. Otras veces hablamos de fútbol y eso me gusta más. Me divierto mucho cuando una estrella me comenta sobre el juego y me canta goooool… mientras la emoción le enciende el brillo.
A veces no quiero ni ver a las estrellas. Basta agitar el agua para que todas se escapen.
– ¡Fuera! -les grito con rabia-, quiero pescar peces de verdad.
Pobres estrellas, con las ganas que tienen de venirse a vivir a la tierra y yo con tantas ganas que tengo de mudarme al cielo.
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